SAN JUAN DE LA PEÑA – ERMITA DE SAN SALVADOR- CUCULO 14 MARZO 2021
En esta ocasión nuestra ruta partió desde la cuna del Reino de Aragón, el Real Monasterio de San Juan de la Peña donde están enterrados un buen número de reyes aragoneses. Su enclave forma parte del Camino de Santiago.

Partimos de la pradera de San Indalecio junto al Monasterio Nuevo (s. XVII) y seguimos la pista asfaltada recorriendo un kilómetro hasta alcanzar la zona denominada Achar de Botártal; un poste indicador nos dice que tenemos que recorrer 5´8 kilómetros hasta llegar a la ermita de San Salvador. El sendero recorre el borde superior de los acantilados de San Juan de la Peña y aunque el tiempo no nos acompañó las vistas desde la Jacetania valieron la pena: los mallos de Riglos, Agüero, Collarada, Canal de Berdún, Peña Oroel,…

Al final la pendiente se suaviza aunque aún quedan unos repechos hasta alcanzar el cubilar del Moro. En pocos minutos ya pudimos observar la ermita de San Salvador. Hay que descender un camino pedregoso que nos deja en un cruce de la pista que viene de la pradera del Monasterio Nuevo, campo a través por una pradera entre un pequeño hayedo alcanzamos por la izquierda la ermita de San Salvador (1547 m) perteneciente al pueblo de Santa Cruz.

La ermita es un edificio rectangular, probablemente de finales del siglo XVI o principios del siglo XVII. Su ubicación en la cima de la montaña, así como su advocación a Cristo Salvador del Mundo y del Hombre, ha sido interpretado como un lugar dedicado al culto a los muertos y el más allá .

(Aquí tenemos a los alevines del club, rápidos como el cierzo que soplaba)
Desde aquí decidimos continuar hasta el Cuculo, primero bajar y luego subir (lo duro fue la subida a la vuelta hasta la ermita, a algunos aún les duran las agujetas) hasta la cima desde donde pudimos contemplar nuestro magnífico Pirineo en todo su esplendor: cumbres nevadas, impresionantes cortadas, el curso del río Aragón,…

Para la vuelta elegimos la pista que transcurre por medio de un inmenso pinar y algún haya donde destacan ejemplares que buscan la luz alargando verticalmente sus troncos. Vegetación de erizones, bojes y multitud de acebos adornan el paisaje.

En total unos 14 km y 770 m de desnivel que nos dejaron exhaustos pero , como siempre, con ganas de seguir descubriendo los preciosos paisajes de esta inigualable tierra nuestra.
En el camino hacia la ermita de San Salvador y en un extremo de la pradera de San Indalecio se encuentran los restos de un pozo de nieve. Era utilizado en el monasterio para la conservación de alimentos y fines medicinales, aunque como indica Pedro Ayuso en su libro Pozos de nieve y hielo en el Alto Aragón (2007), dada su capacidad podría abastecer de nieve a Jaca y otras poblaciones situadas al sur como Botaya y Ena .
Después de reponer fuerzas en la pradera hicimos una paradeta en el precioso pueblo de Santa Cruz de la Serós, café (sin copa ni puro) y vuelta a Los Monegros
