Tras una noche fresquita y sin madrugar mucho por las bajas temperaturas que se esperaban para la ruta, a pesar de ser agosto, desayunamos en el refugio y salimos hacia el ibón.
Empezamos la subida en zig-zag (con unas vistas impresionantes del valle y mirando de frente al otro lado del valle los picos de Argualas, Garmo Negro, Pondiellos y Arnales) primero por un pinar hasta que se va aclarando por la altura y luego es sólo piedra, con buena temperatura para el ascenso y sin pérdida hasta llegar al ibón.
Comimos algo rápido porque la temperatura no nos permitía estar mucho tiempo parados y empezó a caer «matacabra».
Comenzamos el descenso continuado hasta llegar al Balneario.